En este artículo analizaremos la relación del Covid 19 y la alimentación.
La Covid 19 es una enfermedad causada por el coronavirus SARS-COV-2.
El 31 de diciembre de 2019 la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió los informes de la presencia de neumonía en pacientes hospitalizados en la ciudad de Wuham.
Días después el gobierno chino identificó la causa: una nueva cepa de coronavirus.
A partir de ahí, ya saben lo que sucedió, el virus se extendió por todo el mundo, contagiando a millones de personas, y provocando la muerte de casi 6 millones de seres humanos al día de hoy.
Durante estos dos años en multitud de ocasiones me han preguntado por las recomendaciones nutricionales o por si tal o cual vitamina puede evitar el contagio. Muchas preguntas, para pocas respuestas.
Hoy, después de leer, analizar y estudiar, toda la documentación científica que me ha sido posible, voy a contestar y aclarar algunas de esas preguntas.
Empecemos por el principio, el virus es un patógeno, pero ¿Qué es exactamente un patógeno? Pues cualquier microorganismo capaz de producir alguna enfermedad o daño en un huésped, sea animal o vegetal.
¿Cómo actúa un virus en el cuerpo? Permítanme el ejemplo, el virus actúa como un “secuestrador”, invadiendo células vivas y normales, usando esas células para multiplicarse y producir otros virus como el inicial.
¿Qué defensas tiene el organismo contra un virus? Vacunas y medicamentos antivirales.
Las vacunas aparecieron hace unos meses y los medicamentos antivirales se acaban de aprobar.
La vacuna actual, difiere del clásico concepto que teníamos.
Las realizadas con la técnica de ARN mensajero (ARNM) nos previenen frente a un desarrollo grave de la enfermedad pero no evita el contagio de la enfermedad.
Hasta ahora el concepto clásico de una vacuna era que una vez inoculada impedía el contagio de la enfermedad, tal como sucede con la vacuna del sarampión o de la varicela, por ejemplo.
La primera defensa frente a un virus
Si no tenemos vacunas, ni retrovirales sólo tenemos una forma de combatir al virus: nuestro sistema inmunitario.
Por tanto, mientras más potente , preparado y activo esté el sistema inmune mejor podremos luchar contra un virus.
Surge la gran pregunta, ¿podemos potenciar el sistema inmune a través de la alimentación? Si, por supuesto.
¿Cómo? Gracias a una alimentación saludable.
¿Y que es una alimentación saludable? Es la que aporta a cada persona los alimentos necesarios para cubrir sus requerimientos nutricionales.
Uno de los beneficios que conlleva una alimentación saludable es fortalecer el sistema inmunitario, estas son las recomendaciones a seguir:
- Tomar al menos 5 raciones de fruta y verduras, en concreto 2 de frutas y 3 de verduras.
- Reducir el consumo de grasas a menos del 30% de la ingesta calórica diaria.
- Disminuir el consumo de sal y azúcares añadidos.
- Beber, como mínimo, un litro y medio de agua diaria.
- Incorporar más proteína vegetal, no sólo de frutas y verduras, sino también de legumbres, patatas y cereales.
- Consumir cereales integrales.
- Pescado, huevos y carne blanca (pollo, pavo o conejo)
Completando esta alimentación con una actividad física moderada y diaria de entre 2,5 y 5 horas a la semana.
Estos son los consejos basados en la evidencia científica para una alimentación saludable, que permitirán que nuestro sistema inmune sea más potente.
La suplementación de vitaminas y minerales frente al Covid-19
Otro elemento que ha generado mucha controversia durante estos dos años es la suplementación de vitaminas y minerales para afrontar el contagio por Covid-19.
El aporte de vitamina D ha sido es mas discutido.
Tras revisar los estudios publicados hasta ahora, en relación con el papel de la vitamina D en un paciente contagiado por Covid-19, a día de hoy, hay una gran controversia.
Podemos afirmar que no existe suficiente evidencia científica para recomendar el tratamiento con vitamina D en los pacientes que no presente un déficit de ella.
En dos ensayos realizados en España, se obtuvieron los siguientes datos:
En uno de ellos, se establecieron dos grupos de pacientes contagiados por Covid-19. Uno de 50 participantes que recibieron un suplemento de vitamina D, y en los que no se registró ningún fallecimiento. En el segundo grupo, formado de 26 pacientes, que recibieron el tratamiento hospitalario habitual, se produjeron 2 muertes.
El otro estudio también dividió a los pacientes en dos grupos. Entre los 119 participantes que habían recibido vitamina D hubo 9 muertes. Entre los pacientes que recibieron el placebo hubo 6 muertos, tres menos que el grupo que había sido suplementado con vitamina D.
Como puede apreciarse, en absoluto son datos concluyentes que nos puedan llevar afirmar que el suplemento de vitamina D es decisivo.
Si es necesario señalar una advertencia, tan negativo es la carencia de vitamina como el exceso.
Lo más seguro y recomendable es valorar mediante una analítica la presencia de la vitamina en sangre, y suplementar sólo si es necesario, y siempre bajo prescripción de un especialista.
Si podemos afirmar que el contagio no lo evita esa suplementación, solo cabe observar la cantidad de contagiados que ha sufrido el mundo a causa de la variante ómicron.
Se han realizado otros estudios sobre la suplementación de vitamina E, de hierro, selenio, y cobre con los mismos resultados.
Más sobre Covid 19 y alimentación: la suplementación de zinc
Si existen estudios que relacionan el déficit de zinc con un déficit de la respuesta inmunitaria. Estos datos hacen sugerir que ingestas elevadas de zinc podrían resultar beneficiosas en pacientes por Covid-19, síntomas digestivos y respiratorios mínimos.
Se ha sugerido que ingestas de zinc entre 30-50 mg/ día pueden ofrecer beneficios en las infecciones por virus ARN.
Los 8 alimentos más ricos en zinc son; las ostras, el hígado, las almejas, carnes rojas, avellanas y almendras, pollo y pavo, el queso y los copos de avena.
Resumen sobre Covid 19 y alimentación
Como resumen, una dieta equilibrada, rica, variada complementada con ejercicio físico moderado, debería ser la mejor recomendación que se pudiese realizar, para fortalecer nuestro sistema inmunitario y por ende, poder luchar con las mejores defensa frente a un virus.
Buscar la suplementación, sin déficit previo, no es una buena decisión.